Los robots deben pagar impuestos

Las Tres leyes de la robótica (Isaac Asimov):
1.  Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.

A estas tres leyes fundamentales de la robótica creadas por el genio Isaac Asimov, parece que debería añadirse una cuarta. Bill Gates dijo hace unos días: “Si un robot va a realizar el trabajo de un humano, debería pagar los impuestos de un humano”.

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Bill Gates

El cambio de concepto es tremendo. De la confrontación a la simbiosis. De ver al robot como un potencial enemigo que me quita el trabajo, y por ende mi fuente de sustento, a ver al robot como un generador de riqueza distributiva. Al fin y al cabo, el concepto de los impuestos bien entendidos no es otro que el de la redistribución de la riqueza. Si no fuera por los impuestos, no habría sanidad, educación, infraestructuras o seguridad al alcance de todos los ciudadanos sino sólo para quienes se los pudieran pagar. Es más, se podría convertir en un motor de desarrollo y crecimiento que va más allá del económico, para pasar al humanista y social.

Analicemos la hipótesis bajo la alternativa de un tablero de suma cero. En ese escenario, cuando un robot reemplaza un trabajo de un humano, el número de puestos de trabajo permanece constante, y no existe una transferencia asociada de riqueza hacia el trabajador. Como consecuencia, el Estado ingresa menos y el humano se va a la calle. Es decir, el humano se enfrenta a tener una menor oferta de trabajo en su especialidad (ahora la realiza un robot), a tener que reciclarse, y a hacer frente a ese proceso o bien echando mano de sus ahorros o bien de los ahorros del Estado. Es muy humano entender que la introducción del robot en ese sistema no sea muy bienvenido por parte del humano.

global-sales-of-robosSin embargo, si el humano que es sustituido por un robot sigue recibiendo directa o indirectamente recursos económicos que le permitan, sin drenaje significativo de sus ahorros o los del Estado, continuar con su vida habitual, entonces el panorama cambia. Le permite no solamente sobrevivir, sino contribuir a su reciclaje profesional. Esto significa una liberación de recursos humanos que pueden dedicarse, según el libre albedrío de cada cual, a generar nuevas actividades tanto económicas como sociales. Eso ya no es suma cero. Ahí es donde el concepto de Bill Gates es crucial.

Pasando a un análisis más económico, ¿de que estamos hablando? Según World Robotics el año 2015 ha sido de lejos el año en el que más robots se han creado. El concepto de robots es muy amplio. Aquí estamos hablando de los robots de uso industrial. El dato es de 254,000 robots industriales en 2015. Si sumamos el número de los robots industriales vendidos en los últimos 10 años, la cifra estaría alrededor del un millón y medio de robots. En perspectiva, es como si todos los ciudadanos de Barcelona fueran robots.

robot-industry¿Dónde están estos robots? El 75% de los robots se concentran en 5 países: China, Korea, Japón, EE.UU. y Alemania. El crecimiento de estos últimos años es de más del 15% anual. En Alemania hay 300 robots por cada 10,000 empleados, cuando la media mundial es de 69. En Europa, después de Alemania viene Italia, Francia, y después España. La media europea es de 92, la Americana de 86 y la asiática de 57. En nuestro país, la venta de robots industriales ha alcanzado una cifra de récord absoluto. Para los amigos del Brexit, comentar que el Reino Unido ha visto disminuir su número de robots en los últimos tiempos.

Los robots, como los avances tecnológicos, están aquí para quedarse. Van a ir a más. Ya a finales del siglo XX se realizaron muchos estudios del posible impacto de una sociedad con robots realizando trabajos humanos. El mismo cine lo ha reflejado en películas tan emblemáticas como Star Wars, Galactica, Yo robot, Ex-Machina, etc.

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Escena de la película Ex-Machina

El robot es una creación humana. Algo que empezó como una herramienta más, pero que ha evolucionado hasta el punto de poder sustituir por sí mismo ciertas tareas previamente realizadas por humanos. Este avance, tanto en la versatilidad de la función como en la “inteligencia” de su realización (Inteligencia Artificial) es imparable. No se trata de obviar esa realidad, se trata de asumirla y gestionarla. Que va a tener un impacto en las actividades humanas no es una probabilidad, es una realidad. Si no gestionamos ese impacto ahora que la densidad de robots por trabajadores está todavía en niveles manejables, el futuro puede ser muy complicado.

Nadie sabe a ciencia cierta cual es el umbral de densidad a partir del cual el impacto será un verdadero punto de inflexión. En Europa, según Eurostat, la población ocupada es de unos 212 millones de habitantes (2016). Me limito a constatar que si en Europa llegamos a una densidad de 500 robots por cada 10,000 trabajadores, estamos hablando de un impacto de casi 11 millones robots industriales.

El impacto en la fuerza laboral es seguro. Si no nos anticipamos y gestionamos esta transición, el escenario de suma cero puede ser una triste realidad. Por lo tanto, es absolutamente necesario que existan medios para que la gente pueda seguir teniendo vidas plenas, aunque la sociedad en su conjunto necesite menos trabajadores. Los impuestos a los robots sugerido por Bill Gates puede ser una línea de actuación. Sigamos atentos.

Francisco Canós

 

Publicado el 24 de febrero de 2017 en:

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