Decepción. Este sería mi resumen del MWC19 de Barcelona que finaliza hoy. Periodo de transición con propuestas de dudosa utilidad y tecnologías de grandes promesas y difícil implementación.
El Mobile World Congress es la feria más importante del mundo del sector. Las cifras son apabullantes, más de cien mil profesionales de los cinco continentes a un precio por entrada (Badge) de casi 600 euros para las más baratas y de varios miles de euros para los pases Premium. Más de 500 millones de Euros en beneficios para la ciudad de Barcelona. El lema elegido es “Intelligent Connectivity” y su principal atractivo todo aquello relacionado con la tecnología 5G.
Un buen planteamiento, pero de difuso desarrollo. Para empezar, la tecnología 5G como evolución de la actual tecnología de 4G, posibilita dos cosas muy significativas. Por un lado, unas velocidades de transmisión de datos muy superior que permiten descargas de contenidos masivos en pocos segundos, y por otro y tanto o más importante, unas latencias muy pequeñas. La latencia es el tiempo que una información (o paquete de datos en la jerga técnica) tarda en ir desde el emisor al destinatario y llegar de vuelta al emisor. La importancia de tener latencias bajas es que permite la interactuación en casi tiempo real entre dos puntos separados literalmente por cientos o miles de kilómetros. Las aplicaciones de este tema tendrán sin duda un impacto grande en nuestras vidas incluso en la forma en la que la sociedad vaya a estar organizada. Sirva como ejemplos la conducción sin conductor, la gestión del tráfico o de la logística y entregas de paquetería, las operaciones quirúrgicas a distancia, etc.
Ayer mismo se realizó la primera operación quirúrgica tele-supervisada sobre una conexión 5G entre un equipo médico situado en el hospital Clínico de Barcelona y un renombrado experto médico que estaba en la Feria en “quasi” tiempo real. Las implicaciones son claras, la posibilidad de separar el equipo quirúrgico (hospital), de los especialistas que realizan/supervisan la operación. Esto permitiría tener acceso a los mejores especialistas sin necesidad de su presencia física en el lugar de la operación.
Hasta aquí las luces de las propuestas. Pasemos a la realidad. En cuanto al 5G, hay que diferenciar entre lo que posibilita la tecnología, que es mucho, y lo que se necesita para que funcione y sea operativa. Para esto último, grandísimas inversiones por parte de los operadores que resultan, según ellos, de dudosa rentabilidad. En sus propias palabras, todo lo invertido ya en tecnología 4G está teniendo retornos muy pobres en el entorno del 5%, con muchos países emergentes que aún no han terminado de implementar el 4G y con los grandes operadores europeos “nerviosos” sobre el coste de este 5G y la incertidumbre sobre si existe un modelo de negocio que lo justifique.
Por tanto, está bien que ya haya móviles que incorporen la tecnología 5G, incluso que haya zonas piloto en las que ya esté implementada la infraestructura de operador que permite a estos móviles funcionar. Sin embargo, a nivel del gran público esto no es fácil que se vea en al menos 3-5 años.
Por otro lado, una de las estrellas del MWC19 está siendo la gama de teléfonos plegables. Hay dos tendencias básicas. Una la de LG, que es una evolución de los antiguos móviles (tipo Motorola) que cuando los “desdoblabas” en una parte tenías la pantalla y en la otra el teclado. En la versión actualizada, LG presenta una pantalla en cada parte. El otro camino lo presentan Samsung o Huawei. Aquí no tienes dos pantallas diferenciadas, sino que es una pantalla única que físicamente se puede doblar. Por lo tanto, cuando están plegadas lo que tenemos es un “Smartphone” un poco más grueso de lo normal de unas 5-6 pulgadas y que cuando lo abres pasa a ser una tableta de unas 8-9 pulgadas aproximadamente. El objetivo está claro, tener en un solo dispositivo lo que hoy en día tenemos en dos (Smartphone más Tablet). ¿Será esto algo masivo? En mi opinión tal y conforme está planteado hoy, no. Por precio entra dentro de la categoría más cara tanto en smartphones como en tablets (más de 2,000 euros en el caso del Huawei Mate X). Este precio sin duda no va a atraer a los usuarios que quieran acceder a contenidos para los que una pantalla grande fuera interesante (streaming, video-juegos, etc.). Quedaría el grupo más profesional de usuarios que actualmente estén pensando en utilizar una Tablet para sus actividades. Lo primero descarta el mercado masivo y lo segundo no es barato y tiene una practicidad discutible. Sin embargo, hay que reconocer que como ejercicio de brillantez tecnológica no tiene discusión.
Veamos ahora el tema de la conectividad inteligente, lema de esta edición. Está claro que la tecnología 5G será uno de los ingredientes fundamentales de esta conectividad al permitir la conexión simultanea de muchos dispositivos, aparatos o sensores al mismo tiempo. Dentro del ioT, se prevé que nos veremos sumergidos en todo tipo de “wearables” que no se van a limitar a relojes o pulseras inteligentes sino a ropa inteligente, sensores de todo tipo tanto en nosotros mismos como en el entorno que nos rodea (Smart-home), etc. Pues bien, lo mismo que hemos dicho para la implementación de la tecnología 5G es válido para esta conectividad. Tardará más de lo que se nos cuenta.
Finalmente, otro ingrediente de esta conectividad inteligente radica en la Inteligencia Artificial. Se busca satisfacer las necesidades, gustos y servicios, y adaptarlos a cada individuo o sociedad. Para ello, aplicar nuevas versiones de Inteligencia Artificial va a ser necesario. Particularmente ilustrativa me resultó una cena con dos de los principales especialistas en inteligencia artificial del mundo, una persona de Etiopia considerada una de las cinco mujeres más influyente en el mundo de la inteligencia artificial y un español afincado en Palo Alto y precursor de la denominada “next generation” de inteligencia artificial cuya principal característica es la del auto-aprendizaje o “self-learning”. Sin entrar en el detalle técnico, el mensaje es que aún queda mucho por avanzar y pulir.
Por todo lo anterior, esta edición del MWC19 con el lema “Intelligent Connectivity” es una pequeña decepción, ya que la implementación de su lema se queda en más que discutible a corto o incluso a medio plazo. Sin embargo, sí que podríamos asumir el mensaje y quedar a la espera de que sus distintos ingredientes, así como los modelos de negocio asociados fructifiquen. De esta manera, el MWC19 se vería como una edición de transición hacia la implementación de esos elementos fundamentales, y la decepción por lo inmediato no satisfecho sobrellevarse.
Publicado el 28 de febrero de 2019 en: